miércoles, 22 de febrero de 2012

PARA UNA FUTURA INVESTIGACIÓN...

La invetsigación que henos realizado durante este cuatrimestre, creemos que podría tener una presencia notables en la implantación de políticas sociales y sobre todo en la cuestión de la igualdad entre hombres y mujeres y la conciliación de la vida laboral y familiar. Sabemos que estos temas ya estás respaldados políticamente, pero también es cierto que bajo nuestro punto de vista, existe una insuficiencia de atajamiento del tema. 
Así, nuestras futuras lineas de investigación podrían estar relacionadas con el estudio de las políticas sociales implantadas en la actualidad, relacionadas con la familia. Con ello pretenderíamos analizar cada una de las políticas e intentar buscar medidas, recursos, etc, para mejorar, modificar o renovar las políticas ya existentes.
Esto nos interesa porque nos hemos limitado a analizar los cambios que se han producido en la familia, y nos ineteresaría conocer como han influído las políticas sociales en dicho cambio y las ventajas e inconveniestes que pueden tener algunas de ellas. Además, creemos que la utilización de un blog para realizar  investigaciones, es un recurso muy potente, ya que puede ser visualizado por cualquier persona que disponga de un ordenador y a parte de ello, la libertad de expresión que aporta es ilimitada. Y para concluir, queremos expresar el aprendizaje adquirido con esta tarea, que nos ha aportado nuevos conocimientos e inquietudes sobre la familia, pero sobre todo, nos quedamos con una idea clave:


               FAMILIA SÓLO HAY UNA: LA QUE TÚ ELIJAS



     

CONCLUSIONES FINALES

La familia hoy ya no constituye aquella estructura preminente en la sociedad: a otras instituciones políticas, comerciales, de consumo, industria y empresa, los poderes públicos conceden mayor importancia e, incluso, entre ellos hay cada vez más convencidos de que la sociedad podría ya funcionar perfectamente sin el fundamento familiar, que el Estado moderno sería viable demográficamente sin una red básica de familias estables. Además, los núcleos familiares han perdido su autonomía “ético-normativa”, pues los mensajes más influyentes vienen no de dentro del hogar, sino de fuera, a través de medios de comunicación que se cuelan masivamente en todos los cuartos de estar.  Las señas de identidad de las familias españolas –lo que se había conocido tradicionalmente como «familismo»– se diluyen, y con ello están desapareciendo algunas de las condiciones previstas para procurar bienestar y seguridad a los niños en el régimen familiar tradicional –principalmente la dedicación exclusiva de las madres a las responsabilidades domésticas y de cuidado.
Pocas instituciones han cambiado tan vertiginosamente como la familia en las últimas décadas. Salvo circunstancias excepcionales, los parámetros demográficos familiares evolucionan lentamente. En España no ha sido así. En los últimos tiempos han aumentado notablemente la proporción de parejas de hecho, las separaciones y divorcios, la monoparentalidad y la adopción internacional. Se ha legitimado y legalizado el matrimonio homosexual y, en consecuencia, las familias homoparentales.
La familia española se encuentra inmersa en un profundo proceso de cambio.
Bech describe este proceso como parte de un proceso más general de individualización creciente. Son los propios individuos, quienes tienen que planificar su vida y las biografías individuales dejan de estar normalizadas para pasar a ser biografías elegidas: las biografías de las personas han dejado de estar fijadas externamente, las decisiones sobre estudios, formación profesional, trabajo, residencia, matrimonio…tienen que tomarse.
La biografía flexible denota la fragilidad de las uniones y la pérdida de las certezas tradicionales, significa la capacidad de decisión sobre el futuro y la necesidad de planificación del futuro. Con la individualización el curso de la vida se ha convertido en una obra de ingeniería.


Todo ello llega acompañado de un aumento continuado de la actividad laboral de las mujeres (especialmente de aquellas que son madres), de la transformación de las relaciones de intimidad en el seno de la pareja, de la emergencia de nuevas prácticas de distribución de las responsabilidades domésticas y de los cuidados, de la caída de la fecundidad, del aplazamiento de la emancipación de los jóvenes, de la creciente autonomía personal y residencial de las personas mayores. En este contexto de cambio, se han aprobado reformas legislativas importantes que afectan a las relaciones familiares y de parentesco. En las últimas décadas los principios que regulan fenómenos como el divorcio, las uniones consensuales, la transmisión de apellido, la reproducción asistida, las adopciones, o últimamente los regímenes de custodia compartida, han sido revisados y puestos al día, en algún caso más de una vez, para adaptarse a una realidad que desbordaba los marcos jurídicos vigentes. Esa realidad ha empujado a los propios españoles a cambiar, y esos cambios no están exentos de tensiones y contradicciones.

La estructura de la institución familiar se suele estudiar en sociología articulándola según diversos elementos como: la extensión, el tipo de vinculación matrimonial bajo el que se fundan, el sistema económico-laboral, el sistema de parentesco mediante el cual se vinculan entre sí sus componentes. Los cambios más relevantes que podemos destacar por tanto son: Familias monoparentales, trabajo profesional femenino, desplome de la natalidad, trato entre jóvenes y adultos y hogares con personas solas

Pluralismo familiar
Según, Salustiano del Campo, hay en el panorama actual de la familia española una descripción cuatripartita, o sea, cuatro tipos importantes o principales de familia:

1. “Familia institucional-tradicional” que, si en el pasado fue predominante, hoy calculan sólo lo plasmaría un 8% de las familias españolas.

2. La “vinculación por matrimonio”, que es una relajación del anterior modelo y en el que podrían encuadrarse un 20% de familias aproximadamente.

3. “Cohesión meramente afectiva” es el modelo prevalerte en todo occidente desarrollado y secularizado. Su filosofía considera ya el matrimonio como asunto meramente privado en el que ni la Iglesia ni el Estado tendrían por qué intervenir. Lo institucional pasa a un plano muy secundario y lo verdaderamente importante es la felicidad individual.

4. El de cohabitación o parejas de hecho el antiguo fenómeno del amancebamiento o de la cohabitación, que eufemísticamente ha pasado a denominarse hoy “parejas de hecho”. En la actualidad, ya esta socialmente aceptado por sus tasas de frecuencia estadística, por su tendencia a la larga duración, etc.


Los cambios en los modelos de familia se pueden considerar como un fenómeno complejo con múltiples dimensiones. Las formulas alternativas de convivencia van tomando legitimidad e incluso cobran los rasgos de un mayor compromiso emocional. Las razones que impulsan las uniones matrimoniales han cambiado. Una de las conclusiones más notables es la desaparición del concepto sacralizado del matrimonio y su sustitución por una idea más instrumental del mismo. La decisión de tener hijos, del momento de tenerlos y el número de ellos es consecuencia de un nuevo concepto de ser padres. Nadie quiere renunciar a tener hijos en el momento actual. La maternidad sigue siendo un valor muy importante y la paternidad también. El tener un hijo entra dentro del proyecto vital de la mayoría de los jóvenes, pero está rodeado de múltiples condicionantes que hacen emerger contradicciones entre los deseos y realidades.
El reparto del trabajo remunerado y del trabajo doméstico entre hombres y mujeres es el caballo de batalla que presentan las mujeres y se ve como condición indispensable para el logro de la familia igualitaria. Este modelo de familia igualitaria también es el preferido por los hombres, que lo incluyen dentro de sus aspiraciones; aunque no lo hagan realidad.
En esta cuestión del reparto de las tareas domésticas, existe aún una gran contradicción y una importante distancia entre las expectativas y la realidad. El ideal de familia igualitaria es mayoritario. Sin embargo, en la realidad cotidiana de las familias españolas hay una gran cantidad de mujeres que no son activas y se produce, mayoritariamente, un reparto desigual de tareas y responsabilidades entre el hombre y la mujer. Las mujeres quieren tener trabajo remunerado y demandan que los hombres se incorporen de forma paritaria al trabajo familiar y doméstico. El modelo igualitario, que mayoritariamente se prefiere, supone que tanto el hombre como la mujer trabajen fuera de casa y que ambos contribuyan por igual al trabajo doméstico y al cuidado familiar. Este tipo de familia igualitaria es minoritario, y se da en mayor medida en las familias dónde la mujer tiene un alto nivel educativo. En la presente fase de transición, las mujeres siguen enfrentándose a trabas en el mercado laboral.
Esto implica a menudo frustración de sus expectativas y sacrificios personales. Los hombres jóvenes apoyan el cambio hacia la igualdad, pero esto no se traduce significativamente en un compromiso constante por hacerse cargo de la mitad del trabajo doméstico y familiar. El papel del hombre como principal proveedor económico de la familia contribuye a que su empleo prime en importancia sobre el empleo de la mujer.
El compatibilizar maternidad y empleo es el núcleo duro de las estrategias de conciliación. Entre las dos opciones, muchas mujeres se inclinan hacia el trabajo y hacen que se resienta el proyecto familiar. Una de las razones que pueden estar influyendo en la reducción de la natalidad: tener menos hijos es una consecuencia de las estrategias para hacer compatibles el trabajo y la familia.
Por todo ello, podemos observar la gran transformación que ha sufrido a lo largo del tiempo los cambios en los roles familiares. Si echamos la vista atrás, tan sólo dos décadas, esto era relativamente normal en la sociedad española. Pero gracias a la gran transformación social y en particular familiar que está afectando al contexto que nos ocupa esto es algo impensable. Como bien se ha dicho, la familia es una institución móvil, construyéndose continuamente, según los elementos que componen las estructuras económicas, políticas, culturales, sociales... que van conformando la sociedad en momentos determinados de la historia.
Cada vez es más habitual la accesibilidad de mujeres a puestos de trabajos remunerados, la convivencia sin matrimonio y de ello la maternidad-paternidad fuera de él.
Por tanto las imágenes de la familia están cambiando en la sociedad española. Está desapareciendo la idea de que el tipo de familia (matrimonio con hijos y convivencia con ellos) es el único posible y van surgiendo numerosas opiniones.
Existe cierta reflexibilidad en cuanto a las formas de parejas y de convivencia, que han perdido su carácter de definitivas.
Una parte importante de la juventud se muestra partidaria de la convivencia sin matrimonio. Al mismo tiempo, una buena parte de ellos no renuncian, a pesar de defender la pareja de hecho, al proyecto de casarse por la Iglesia.
El matrimonio sigue siendo una institución muy importante en la sociedad española, pero ha ido perdiendo la hegemonía que tenía como única puerta de acceso a la formación de la familia.
Aunque son mayoría los que prefieren el matrimonio, es significativo al aumento de los que aceptan la convivencia, ya sea como alternativa al matrimonio o como período previo al mismo. Las razones que influyen para casarse pueden ser: presión familiar, tener hijo o pensar en tenerlos, creencia religiosa, estabilidad en la pareja, ventajas económicas, etc.


Ideal de familia en España
Los datos muestran que las aspiraciones mayoritarias están situadas, en un modelo de obligaciones y responsabilidades iguales entre el hombre y la mujer, que en la práctica real está bastante lejano del modelo en que realmente viven los entrevistados y que predomina en la sociedad española.

Modelos de distribución de roles en la familia:

a) Una familia en la que tanto el hombre como la mujer trabajen fuera de casa y se repartan las tareas del hogar y el cuidado de los hijos (si los hubiera).

b) Una familia en la que la mujer trabaje menos horas fuera de casa y por tanto se ocupe en mayor medida que el hombre de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos (si los hubiera).

c) Una familia donde solo el hombre trabaje fuera de casa y sea la mujer la que se ocupe de las tareas del hogar y del cuidado de los hijos (si los hubiera).

Las mejores posibilidades laborales de la mujer dentro de una pareja es un elemento muy importante para el cambio de su posición en la familia.
Como conclusión, podemos decir que cada vez está más arraigado el modelo igualitario de roles y ello empuja al abandono de los modelos vividos en la familia de origen. Es un cambio en gran medida generacional, que presenta todavía resistencias culturales en cuanto que los hombres y la cultura empresarial no asumen plenamente las consecuencias del cambio en el sentido de la incorporación de los hombres a las tareas domésticas y familiares.
La discriminación laboral de las mujeres se debe a que son consideradas las responsables de su casa y de sus hijos, y ello actúa como obstáculo para que su trabajo sea equivalente al de sus parejas y para que los hombres asuman su parte correspondiente del trabajo doméstico y familiar. Como consecuencia de esta situación, el mayor desencadenante del cambio es el empuje de las mujeres que logran entrar en el mercado de trabajo, pues la igualdad doméstica se justifica en la medida en la que consigan igualarse a los hombres en el terreno laboral. Este avance se da en mayor medida en las mujeres más cualificadas, y por eso entre ellas hay menos distancia entre el tipo de familia en la que viven y el tipo de familia en la que desearían vivir.





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